Día 01: O el ataque de los Hombres-pollo
Como en muchos otros casos esta crónica comienza con una noche de insomnio presa de los nervios y, dicho sea de paso de la dejadez que me llevó a terminar la maleta a las tantas. Nuestro autobús salía de la estación de San Sebastián a la intempestiva hora de las 7.15 de la mañana por lo que a las 5 había que estar en pie, por suerte sin retrasos y sin que mi fiera acabara con el gatito de Sorcha, tomamos el autobús y 6 horas después estábamos en la capital. El viaje fue ciertamente tedioso, porque los nervios me impedían dormir, leer o lo que fuera, sólo pensaba en que quería llegar y quería llegar YA. Así que hacía el final cuando Lady Rosetti llamó, ya tenía ganas de tele transportarme por la línea de teléfono y llegar de una vez (y de paso librarme del típico conocido plasta que, casualidad, tenía el asiento de delante ¬¬). Cosa que ocurrió una vez descendimos al averno y nos perdimos entre el azufre de la estación de autobuses de
Allí pudimos abrazar por primera vez a Miss Spearhead, que resulto ser agradable y encantadora, una de esas personas a las que nada más conocer, parece que ya conoces de toda la vida. Nos comunico que Lady Àyden le había mandado un mensaje diciéndole que casualidad nuestra parada de metro estaba “desactivada” pero, incautas de nosotras creímos que como era sólo una parada podríamos subir bien con las maletas... No tuvimos en cuenta que tooodo el metro en si estaba en obras y terminamos representando a Asterix y Obelix en la 10ª prueba (creo que era esa la del ministerio), con las maletas las cestas, los bolsos y las sombrillas, escalera arriba, escalera abajo, escalera arriba, escalera abajo... cuando hora, o hora y media después (no lo recuerdo con exactitud fue una eternidad XDD) llegamos a Atocha decidimos que mejor subíamos la cuesta en taxi ¬¬, y así escasos minutos después llegamos al hostal, dónde pudimos deshacernos de las maletas, y conocer por fin al resto de las integrantes del grupo. Primeramente Miss Adler, el torbellino, rebosa energía y alegría por los cuatro costados y sus bromas y ocurrencias nos tuvieron riendo a mandíbula batiente todo el fin de semana, Lady Angélica, todo un sol, dulce, tranquila, amable ( y con unas manos de oro, si no estuviera tan lejos la convertiría en mi masajista particular). La última en unirse al grupo fue Lady Miranda quien vino acompañada de un amigo la pobrecilla sin comer y nosotras seguíamos hablando XD.
Bastante tarde ya, salimos del hostal para que Lady Miranda y su amigo pudieran comer y, de paso quedar con Lord Edward en una cafetería cerca de Atocha. Establecimos campamento y comenzamos a hablar como locas, lo que nos sirvió para conocernos un poco más y reírnos aún más. Sobre todo cuando empezamos a ser conscientes de que algo fuera de lo habitual ocurría... justo a la derecha de Miss Adler había un tipo con una cámara bastante grande metida en una maleta agujerada. Evidentemente comenzamos a hablar del tema, no sutilmente por cierto, y se llegó a la conclusión de que estarían grabando un corto... creo que fue ese el momento en que se levanto una chica, se fue a la mesa que estaba junto a la nuestra y le dijo a la mujer que permanecía hablando con un tipo trajeado y maletín (y que por cierto debía estar sorda como una tapia si no oyó todos nuestros comentarios...) que era una cámara oculta, ¡OCULTA!. Evidentemente empezamos a reírnos de una forma muy poco victoriana.
Como la tarde se nos echaba encima y ya no nos daba tiempo para completar el recorrido que pretendíamos hacer en un principio, nos sangraron, digo pagamos, y fuimos a ver la exposición de Muchá que estaba cerquita.
La exposición fue una pasada, absolutamente genial, había demasiada gente para mi gusto, pero bueno, era el último día, dentro de lo que cabe era comprensible. Disfrutamos enormemente con su obra, cada cuadro me pareció aún más bonito, aunque si tuviera que quedarme con uno, recurría a los tópicos y elegiría a
La cena fue también de lo más agradable, nos pusieron comida para un ejército ¬¬ muy bien nutrido además, y charlamos sobre todo de anécdotas roleras, conociendo por primera vez al gran “Emilio”, pobre hombre, pero como nos pudimos reír con sus “gazapos” por llamarlos de alguna forma XD. Nos retiramos pronto para estar frescas para el picnic pero, evidentemente fue del todo imposible y nos pasamos hasta las tantas charlando en la habitación del hostal de mil y una cosas. Fue ese momento en el que pudimos conocer un poco mejor a Lady Miranda, siempre tan coqueta pero de lo más agradable y divertida. Tomamos licor de manzana, charlamos, reímos y cuando nos dimos cuenta de la hora salimos despavoridas XD.
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