domingo, 30 de agosto de 2009

La Restauración y la Segunda Revolución Inglesa



LA RESTAURACIÓN DE LOS ESTUARDO Y LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INGLESA

1.- INTRODUCCIÓN

1.1.- SITUACIÓN PREVIA A LA SUBIDA AL TRONO DE CARLOS II

1.1.1.- INGLATERRA

Cromwell murió el 3 de Septiembre de 1658 después de haber nombrado a su hijo Ricardo como sucesor. Ricardo era un caballero rico, amable y deportivo, además de que no quería gobernar ni era capaz de hacerlo; no consiguió imponer su autoridad al ejército quien finalmente le obligó a dimitir, pero como todavía el candidato al trono no había llegado se utilizó a un general, Monck, con una fuerza militar considerable (en un principio tenía 7.000 hombres pero luego se le fueron sumando más) para mantener a raya a los extremistas hasta la llegada del nuevo rey.

Así un nuevo parlamento instaurado en abril de 1660 proclamó que: “De acuerdo con las antiguas y fundamentales leyes del reino, el gobierno está y deberá estar compuesto por el rey, los señores y los comunes, a parte de que se aceptó el hecho de que Carlos II había sucedido a su padre en el trono. Así Carlos, aconsejado por Monck, facilitó su vuelta al poder con el ofrecimiento de una amnistía generalizada a excepción de aquellos que había tenido que ver directamente con la muerte de su padre, la libertad de conciencia, la confirmación de todas las ventas de tierras hechas durante la guerra civil y el pago de los atrasos a los soldados.

1.1.2.- ESCOCIA

El desarrollo político en Escocia fue algo diferente ya que tras la reunión de los estamentos parlamentarios en Marzo de 1648 en Edimburgo se había llegado a la conclusión de la necesidad de un rey escocés, la disolución de los ejércitos y la aplicación de la Solemn League and Covenant (liga por la que se establecía que las iglesias de Inglaterra, Escocia e Irlanda serían unificadas bajo principios presbiterianos, quedando abolidos el catolicismo y la organización episcopal) a lo que Cromwell se negó; visto esto el duque de Hamilton reclutó un ejército pobremente pertrechado que finalmente fue derrotado por las tropas Cromwellianas en Preston (Lancanshire). Los principales beneficiados de esta derrota fueron los Covenanters más radicales quienes recibieron a Cromwell como un héroe y fueron los encargados de que ningún aliado realista pudiera acceder a cargo gubernamental alguno, política ratificada por el parlamento escocés con la aprobación de la “Ley de Clases”. Días más tarde el rey fue decapitado y el 5 de Febrero de 1649, a los diecinueve años de edad, su hijo fue proclamado rey de Escocia.

En 1650, cuando Carlos aún no había llegado a tomar posesión del trono, Cromwell invadió Escocia encontrando tan solo resistencia en los Covenanters

(Partidarios de la instauración de la iglesia presbiteriana) de David Leslie, a los que venció en la batalla de Dumbar. Pero los Covenanters no llegaron a pactar con Cromwell y aguantaron hasta que el 1 de Enero de 1651 Carlos II fue coronado en Scone por Argyll como rey de Escocia. Sin embargo las tropas de Leslie fueron derrotadas, debido a un erróneo movimiento táctico, por Cromwell y tras diferentes batallas logró que las tropas escocesas se rindieran en Worcester el 3 de Septiembre de 1651.

Después de esto Cromwell llegó a Edimburgo y el rey se vio obligado a huir hacia Francia.

1.1.3.- IRLANDA

La situación en la Irlanda de esta época puede decirse que fue de continúa rebelión, ya sea por causas religiosas en un principio o por las cruentas represiones sufridas a manos de Jacobo I, Carlos I y de Cromwell. De todas formas la situación empeoró cuando además se comenzó a expropiar tierras sin razón aparente (a la subida al trono de Carlos II solo el 22 % de la tierra estaba en manos de irlandeses católicos), situación que empeoró con la “Ley de Aventureros” de 1642 y la unificación con Inglaterra en 1650.

Ejemplo de esto son las palabras que dijo Cromwell tras el sitio de Drogheda: “pasamos a cuchillo a todos los defensores. No creo que de todos ellos escaparan vivos treinta”, acción que justificó diciendo: ”un juicio justo de Dios sobre los miserables bárbaros que bañaron sus manos con tanta sangre inocente”.

1.1.4.- LAS COLONIAS

Puede decirse que la definitiva colonización inglesa en las Américas se divide en tres fases, la primera iniciada en 1604 (a partir del “Tratado de Londres” que formalizaba las relaciones pacíficas entre España e Inglaterra) y caracterizada por la migración de puritanos, squires, comerciantes de Londres y disidentes en general; la segunda a partir del ascenso al trono de Inglaterra de Carlos II (1660), y basada en un mayor interés hacia la política comercial y colonial, ciertamente agresiva, que sirvió para engrandecer el Imperio Inglés; la tercera se caracterizó por la transformación de las pequeñas poblaciones agrícolas en una red de colonias populosas y prósperas, integradas en las corrientes del comercio y que gozaban de una autonomía bastante amplía con respecto a la metrópoli.

De todas formas sería conveniente destacar que a diferencia de otros países, las colonias inglesas se habían formado por la migración de una sociedad moderna, con autonomía de gobierno, medio industrial y utilización de nuevas técnicas de producción.


2.- LA RESTAURACIÓN DE LOS ESTUARDO

2.1.- CARLOS II (1630 – 1685)

Hijo de Carlos I y Enriqueta María de Francia nacido en 1630 en el palacio de St. James (Londres).

Debido a la Guerra Civil se vio obligado a asumir responsabilidades políticas a partir de 1645, a parte de combatir junto a las tropas de su padre; pero las continuas derrotas hicieron que termiara exiliándose a la corte francesa junto con su madre y más tarde se instalase en la Haya, volviendo únicamente al ser nombrado rey de Escocia en 1649 pero tras ser coronado rey en 1651 debe huir nuevamente por la amenaza de Cromwell.

Tras huir de Inglaterra, Carlos intenta refugiarse en Francia pero es rechazado, por lo que pide ayuda a España de quienes obtiene una pequeña pensión que le ayuda a sobrevivir en Brujas y Bruselas durante un tiempo. De esta época de la vida de Carlos puede decirse que se entregó completamente a la disipación y a los placeres, poniendo únicamente coto a sus despilfarros su escasez de dinero.

En 1658 la muerte de Cromwell y la sucesión por parte de su hijo, no muy apto para el puesto, causó un gran descontento. Descontento que poco a poco fue aumentando las demandas de restauración, por lo que el general George Monck forzó la disolución del Rump Parliament (Parlamento Rabadilla) y la formación de otro de Convención que ratificó la legitimidad del nuevo rey y en 1660 pidió abiertamente su vuelta, siendo coronado el 23 de Abril del año siguiente.

La vuelta al poder de Carlos II se caracterizó por la llamada “Declaración de Breda” mediante la cual se concedía una amnistía generalizada a todos aquellos que hubieran realizado algún delito político entre el 1º de Enero de 1637 y el 24º de Junio de 1660 (a excepción de los que tuvieron relación directa con la muerte de su padre), libertad de conciencia, la confirmación de las ventas de tierras hechas durante el período anterior y el pago de los atrasos a los soldados; otra de las primeras medidas que tomó fue la de desenterrar los cuerpos de Cromwell e Ireton que posteriormente fueron ahorcados. Finalmente nombró jefe de ministros a Edward Hyde, primer conde de Clarendon.

Sin embargo la “suavidad” de Carlos y Clarendon enfureció a los realistas quienes habían esperado vengarse del trato recibido apoderándose de los bienes de la facción rival, por lo que el nuevo rey no tuvo más remedio que ofrecerles el ajusticiamiento de una docena de regicidas y de Vane; y más adelante la devolución de todas las tierras arrebatadas durante la guerra (a excepción de las que habían sido vendidas para pagar deudas) sin compensación para los nuevos compradores.

Pero el nuevo Parlamento, más anglicano y squire que realista, se vengó en el llamado “Código de Clarendon” (en el que Clarendon no participó realmente) por el que se establecía que todos los funcionarios debían ser anglicanos, se exigía la renuncia de la Solemn League and Covenant, se declaraba ilegal el levantarse en armas contra el rey, la obligatoriedad del uso del “Libro de la Oración Común, la expulsión de todos los ministros de la Iglesia que no se hubieran ordenado conforme a la Iglesia Anglicana y la persecución del culto no oficial (se consideraba grupo clandestino a la reunión de más de cuatro fieles).

En 1662 casó con Catalina de Braganza, con lo que se proponía apoyar a Portugal en contra de España. Sin embargo la boda no le hizo variar sus costumbres licenciosas que, sumado a la baja asignación del Parlamento, pronto le causaron dificultades económicas, que en un primer momento intentó solventar con la venta de Dunkerque a Francia y más tarde con un pacto secreto con la misma.

En 1664 por motivos comerciales comenzará la segunda guerra Anglo – Holandesa (de la que se hablará en el siguiente punto) con una sucesión de batallas de incierto resultado. Sin embargo la Gran Peste (1665), el incendio de Londres (1666) y la amenaza de los Holandeses en el Támesis provocó la firma de un tratado de paz con los mismos. Sin embargo el consejo pidió algún sacrifico por esta derrota y el rey decidió desterrar a Clarendon (más que nada porque estaba cansado de que criticara su vida licenciosa).

Tras librarse de Clarendon Carlos II se vale para gobernar de la ayuda de la Cábala, un grupo de cinco políticos poco escrupulosos, y de la ayuda económica francesa, que tras el tratado de Dover (1676) le obligó a sumirse en una nueva guerra contra Holanda en la que nuevamente se vio obligado a firmar la paz.

De todas formas la característica más importante de la segunda parte de su reinado es la de los intentos frustrados del Parlamento de excluir a Jacobo, hermano de Carlos y legítimo sucesor por la falta de herederos legales del monarca, de la línea sucesoria, primero por su retiro a Holanda y más adelante por el “descubrimiento” de una conspiración católica para asesinar al rey e implantar el catolicismo como religión oficial; por esta conspiración varios católicos fueron ahorcados o decapitados a pesar de que la mayoría de la gente sabía que se la habían inventado.

A partir de 1681 Carlos II, al igual que su padre, decidió dejar de convocar el Parlamento y, por lo tanto, gobernar sin él, hecho que terminó induciendo un intento de asesinato hacia su persona en 1683.

Dos años después murió y recibió la extrema unción al estilo católico. Le sucedió su hermano Jacobo II.

2.2.- LA POLÍTICA DE CARLOS II

2.2.1.- POLÍTICA INTERIOR

Inglaterra:

Como ya he dicho anteriormente la Restauración de Carlos II se basó en lograr implantar una nueva monarquía con un mínimo de efusión de sangre y el establecimiento de un equilibrio entre la corona y el Parlamento, además de que la iglesia volviera al anglicanismo (cuyos representantes lograron el monopolio de los cargos estatales y municipales así como el derecho de enseñar en las escuelas) dejando de lado el puritanismo. De todas formas el catolicismo del que se le acusa era meramente circunstancial, ya que en cuestiones religiosas tendía al escepticismo.

En un principio su política estuvo acorde con la del Parlamento pero la creciente influencia de los “Caballeros” (posteriormente denominados Tories) le obligó a buscar apoyos fuera del Parlamento, cosa que intentó con los disidentes, tanto católicos como protestantes; para lo que se valió de diversas Declaraciones de Indulgencia que suspendían, parcialmente, la aplicación de las leyes persecutorias. Pero finalmente el Parlamento recusó estas Declaraciones por anticonstitucionalismo.

Para ratificar su poder los “caballeros” establecieron la Ley de Pruebas (1673) por la que se apartaba a todos los no anglicanos de puestos militares o civiles. Con quien primero aplicaron esta ley fue con el duque de York y heredero al trono del que desplazaron de su puesto de Lord Almirante, pero no pudieron excluirlo de la línea sucesoria.

Este punto concreto fue el que más problemas desató ya que los whigs surgido pretendían excluir a Jacobo de la línea sucesoria (porque creían que intentaría implantar el catolicismo) e incluso eran partidarios de declarar sucesor legal a Monmouth, uno de los bastardos del rey, y los tories eran partidarios de la estricta sucesión.

Así durante las etapas de dominio Whig en el Parlamento la persecución en contra de los disidentes se hizo más patente de la misma forma que se intentaba excluir a los católicos de cualquier puesto de poder, mientras que en épocas de dominio Torie se suavizaban las persecuciones.

Los últimos años de reinado de Carlos II se caracterizó por la perdida de prestigio del partido Whig que lograron la ruina del partido gracias a una innumerable cantidad de conspiraciones fallidas. Mientras que los tories decidieron apoyar al rey. Así se instauró la censura, aparte de que las corporaciones municipales fueron obligadas o inducidas a renunciar de sus fueros de independencia y a recibir nuevas cartas otorgadas por la voluntad del rey. De todas formas a partir de 1681 no volvió a convocar el Parlamento.

De esta forma podemos asegurar que la política interior de Carlos II pasa por dos etapas; una parlamentaria (ya sea de dominio torie o whig) y otra más absolutista en la que incluso dejó de convocar el Parlamento. Siendo otra de las características la del establecimiento de dos partidos definidos y rivales; uno el de los Tories, grandes terratenientes anglicanos que abogaban por las cualidades divinas de la monarquía y su carácter absoluto, y otro el de los Whigs, nobles y burgueses más liberales que pretendían lograr una mayor libertad, tanto política como económica, la supremacía del parlamento ante el rey, y una monarquía electiva.

Escocia:

Carlos II recuperó el trono de Escocia en 1660, siendo su primera acción la de acusar a Argyll, uno de sus más estrechos colaboradores, de traición por lo que fue juzgado y ejecutado. Además, a pesar de que había recibido la ayuda activa de amplios sectores de la sociedad escocesa en su pugna por lograr el trono, una vez lo hubo logrado no mostró interés alguno en visitar siquiera su reino septentrional. En verdad se limitó a gobernar Escocia tal como lo habían hecho su padre y su abuelo es decir, por medio del “Consejo Privado” de Edimburgo (a través de cuatro delegados: Middleton, Tothes, Lauderdale y Jacobo duque de York), y de un “Secretario de Estado”, radicado en Londres. En realidad ningún rey británico pisó las calles de Edimburgo hasta 1822.

El nuevo rey propició una política encaminada a restaurar el régimen episcopal en el seno de la Kirk (iglesia escocesa), por lo que los obispos recobraron su condición de parlamentarios al tiempo que se condenaba a los Covenanters como traidores y sediciosos, a la vez que se restauraba el sistema de patronazgo eclesiástico. Este establecía que los ministros religiosos eran designados por los lairds, con el asentimiento de los obispos respectivos, y no por la congregación de los fieles.

Todo esto iba en contra de las ideas de la kirk (fundamentalmente presbiteriana) por lo que más de trescientos clérigos se negaron a acatar estas leyes hecho que les hizo ser destituidos.

En 1661, y en apenas seis meses, se valió de un Parlamento afín para legislar más de 393 disposiciones por las cuales se legitimaba a sí mismo como “rey absoluto y supremo hacedor de la política escocesa". Esto le permitió nombrar consejeros del “Consejo Privado”, oficiales reales, jueces, así como la posibilidad de convocar el Parlamento cuando se le antojara.

De todas formas existía una gran inquietud por la forma de gobernar de los delegados, malestar que llegó a su cenit cuando el obispo de St. Andrews, James Sharp, fue asesinado en mayo de 1679 por una partida de whigs aliados de los Covenanters. Estos últimos se levantaron en armas y derrotaron un escuadrón de los Dragones Reales y ocuparon Glasgow, pero fueron derrotados por el conde de Monmouth.

Sin embargo los Covenanters no se rindieron y continuaron la lucha bajo distintos mandos, hasta que Donald Cargill excomulgó al rey, al duque de York, al duque de Monmouth, y a Sir George Mackenzie, por lo que fue apresado y ejecutado. Pero los Covenanters siguieron sin rendirse y en esta nueva etapa se basaron en la guerra de guerrillas.

Irlanda:

Cuando se restauró la monarquía en1660, existía la esperanza general de que el acuerdo de Cromwell sobre la distribución de la tierra sería revocado pero sólo se les devolvió la tierra a algunos monárquicos, negándose Carlos II a modificar el sistema de plantaciones cromwellianas. De esta forma hacia 1672 los pobladores cromwelianos eran propietarios de 1,8 millones de las 4,85 millones de hectáreas de tierra rentable; Los católicos 1,4 millones y los pobladores pre- cromwellianos del resto.

De todas formas Carlos II nunca fomentó una relación fluida con Irlanda hecho que se sumó al descontento generalizado que ya reinaba.

El Parlamento irlandés fue restablecido y finalizó la Unión entre Inglaterra e Irlanda.

2.2.2.- POLÍTICA EXTERIOR

Política exterior con relación al continente:

La Política exterior continental se basó en los pactos secretos con Francia para lograr financiación y en las guerras Anglo – Holandesas de las que hablaré a continuación:

SEGUNDA GUERRA ANGLO – HOLANDESA: La causa fundamental de esta guerra fue el intento de monopolio del comercio inglés con respecto a las colonias americanas. En un principio los ingleses fueron los que llevaban el control de la contienda pero al declinarse Francia por Holanda y las crisis que sacudían Londres (la Gran Peste y el Incendio) hicieron que las tropas inglesas se vieran prontamente reducidas y obligadas a firmar la paz cuando la flota Holandesa amenazó la desembocadura del Támesis. Así se firmó la paz de Breda, en julio de 1667, por la que se relajaron los términos del Acta de Navegación y los ingleses recibieron a cambio Nueva Amsterdam que sería rebautizada como Nueva York.

TERCERA GUERRA ANGLO – HOLANDESA: En los seis meses posteriores ingleses y holandeses se aliaron para oponerse a la invasión francesa de los Países Bajos españoles. Sin embargo, su anterior rivalidad continuó, y mediante el acuerdo secreto de Dover (1670), Carlos II accedió a apoyar a los franceses en el ataque contra los holandeses a cambio de hombres y dinero. El gobierno inglés, al borde de la quiebra, dependía de una victoria rápida pero no lo logró e incluso sufrió una derrota tras la cual, entre crecientes sospechas de que la alianza con Francia se había hecho para establecer un régimen católico absolutista en Inglaterra, el Parlamento condenó la guerra, y, sin más fondos, Carlos II se vio obligado a pedir la paz en febrero de 1674.

Política exterior con relación a las Colonias:

La primera fase de la colonización americana como ya he mencionado anteriormente se hizo por medio de puritanos que huían de las persecuciones religiosas (se asentaron fundamentalmente en Nueva Inglaterra), squires y comerciantes de Londres(que colonizaron las islas y Virginia). En esta fase se asentaron fundamentalmente en Nueva Inglaterra, las Bermudas, las Antillas y Virginia y se mantuvieron gracias al cultivo de tabaco y la caña azúcar. Las causas de esta migración pueden verse en las persecuciones de Laud o simplemente en un deseo de comenzar una nueva vida. De todas formas habría que destacar que las primeras colonias estables se establecieron en Virginia, a dónde se dirigía el Mayflower cuando perdieron el rumbo en 1620 y atracaron en el puerto de Plymouth, actual Massachusetts, estableciéndose así los dos primeros focos de colonización que se mantuvieron durante cierto tiempo.

Sin embargo la barrera geográfica que presentaban los Apalaches y Alleghanys hizo que la colonización fuera más densa y que se desarrollaran gran cantidad de colonias costeras de gran solidez política. Esto provocó además la expulsión de los nativos de la zona, considerado como un enemigo, apenas semihumano, para poder aumentar las escasas zonas de cultivo. De todas formas la autonomía de las colonias con respecto a la metrópoli era tal que, por ejemplo, Massachusetts hizo la guerra y fundó o anexionó nuevas colonias sin consultar al gobierno inglés.

Con respecto a la política colonial podemos asegurar que en esta primera fase se basó en el Acta de Navegación de 1651, por la que se ordenaba que el comercio colonial debía ser llevado únicamente por barcos ingleses, para favorecer así que las mercancías llegaran directamente a Inglaterra sin tener que pasar por intermediarios holandeses. Sin embargo no obtuvo el resultado deseado y se terminó desatando la primera guerra anglo – holandesa.

La segunda fase de la colonización comenzó en torno a 1660 con la restauración de los Estuardo en el trono; durante esta etapa se arrebató a los Holandeses el grupo de colonias centrales situadas entre Nueva Inglaterra y Virginia (convirtiendo Nueva Amsterdam en Nueva York), se conquistó Carolina y se fundó Pennsylvania, lo que permitió establecer una línea ininterrumpida de colonias inglesas desde Maine hasta Carolina. Todas estas colonias se caracterizan por la unión de personas de diferentes razas y religiones con similares derechos ante la ley; lo que permitió que hacia las colonias inglesas se acercaran holandeses, suecos, alemanes, franceses, escoceses ... y entre las confesiones podíamos encontrar a anglicanos, puritanos, calvinistas, luteranos, hugonotes, cuáqueros, presbiterianos ... .

De todas formas estas colonias mantenían un propósito doble; poder proporcionar un mercado seguro para las manufacturas inglesas y una fuente continúa de materias primas por una parte, y proporcionar una salida adecuada para disidentes, oprimidos, deudores, criminales y fracasados por otra parte.

Con relación a las colonias isleñas puede decirse que surgieron básicamente como base de maniobras del comercio ilegal con las colonias españolas; sin embargo estas tierras mostraron pronto ser ciertamente fértiles sobre todo para la plantación de azúcar, trabajada con mano de obra esclava (fundamentalmente negra). Así se formaron grandes plantaciones azucareras de carácter esclavista que se contraponían con la relativa libertad de las colonias del Norte, de esta forma surgió la lucha del Norte abolicionista y el Sur esclavista y señorial.

La política colonial se basó en la creación de una nueva Acta de Navegación que ratificaba las disposiciones de 1651 y la introducción de la nueva política de “enumerar” productos, es decir enumerar cierta cantidad de mercancías coloniales que sólo se podrían exportar a Inglaterra. Con esta ley pretendía mantener el monopolio de ciertos productos como el azúcar, el algodón, el tabaco, el índigo o las maderas de tinte. De todas formas en 1663 se promulgó una nueva Acta de Navegación que, además de mantener las cláusulas de las anteriores, prohibía a las colonias importar cualquier mercancía que no hubiera sido hecha en Inglaterra o llevada a través de sus puertos por comerciantes ingleses. Aunque estas leyes no impidieron a los colonos participar en su propio comercio ultramarino ya que los colonos eran reconocidos como ciudadanos ingleses, lo que les permitía libremente moverse por los puertos ingleses y coloniales sin ninguna restricción, además de dar a los colonos el derecho de comerciar con extranjeros.

2.3.- JACOBO II (1633 –1701)

Hijo de Carlos I y Enriqueta María de Francia y por lo tanto hermano de Carlos II. Nació el 14 ó el 24 (no se sabe la fecha con certeza) de Octubre de 1633 en Londres, y al igual que su hermano su educación fue interrumpida por la guerra y tras la captura de su padre fue hecho prisionero (estuvo preso de 1646 a 1648), logra escapar y desde Oxford es llevado al continente, dónde tras muchas vicisitudes entra al servicio de España en la guerra contra Inglaterra (en 1657), por lo que adquirió una gran presteza con las armas.

En 1660 su hermano, después de ser nombrado rey, le nombra Lord Almirante Supremo de Inglaterra. En ese mismo año se casa con Ana Hyde, hija de Eduardo Hyde, Conde de Clarendon.

Mantuvo una vida tranquila hasta que en 1671 muere su esposa, hecho que le deja muy trastornado, llegando al extremo de convertirse a la fe católica, a la que ella pertenecía. Este hecho hizo que en 1673 y debido a la Test Act fuera obligado a renunciar a su cargo.

Poco tiempo después se casó con María Beatriz de Módena, católica, y casó a su hija mayor, María, con el statúder holandés Guillermo de Orange.

A partir de este momento se dan diferentes intentos para excluirlo del trono, la mayoría de ellos sin una base racional, pero no sirven de nada porque en 1682 su hermano le encomendó la dirección del gobierno escocés saltándose la Test Act.

Tras la muerte de su hermano en 1685 es finalmente nombrado rey, a los 52 años, pero su reinado fue corto y conflictivo ya que se dieron numerosas revueltas como la de Monmouht o la de Campbell, noveno conde de Argyll. Además empezó a colocar a católicos en cargos importantes y puso fin a las restricciones religiosas (1687) con lo que logró que la situación se hiciera más tensa.

En realidad el Parlamento únicamente toleró estas actuaciones por el hecho de que al no tener descendencia masculina el trono pasaría a su hija mayor María, que era protestante. Sin embargo el 10 de Junio de 1688 nació Jacobo Francisco Eduardo.

El nacimiento de un heredero masculino suponía una continuación católica en el trono a lo que el Parlamento no estaba dispuesto por lo que terminaron llamando a Guillermo de Orange para que, por medio de las armas, restaurara el protestantismo en el trono. Fue una guerra rápida y limpia sin ninguna resistencia del rey que terminó huyendo a Francia dónde recibe ayuda de Luis XIV para recuperar el trono pero es derrotado en varias ocasiones (siendo la definitiva la Batalla de Boyne) y deja de intentarlo.

Entre el 16 y el 17 de Septiembre de 1701 Jacobo II murió en Saint – Germain en Laye, Francia.

2.4.- LA POLÍTICA DE JACOBO II

2.4.1.- POLÍTICA INTERIOR

Inglaterra:

Jacobo el mismo día que subió al trono hizo una declaración ante el Consejo Privado que fue impresa y sacada a circulación, en la que decía: ”Se me ha presentado como un hombre inclinado al poder arbitrario, pero no es ésta la única historia que se ha hecho circular con respecto a mí. Me esforzaré en conservar el gobierno de la iglesia y del estado tal como está establecido por la ley. Sé que los principios de la iglesia de Inglaterra son favorables a la monarquía. Por lo tanto, pondré siempre el mayor cuidado en defenderlos y apoyarlos”

Su primera actuación política fue convocar el Parlamento mediante el cual logró una renta bastante más amplia que la de su predecesor, pero esta independencia económica le indujo a seguir el camino de la tiranía dejando de lado el Parlamento. En realidad después de esto la Cámara de los Comunes jamás volvió a confiar una renta tan amplia a ningún rey.

De todas formas, y como ya dije anteriormente, fue un reinado corto pero movido ya que el mismo año de su nombramiento el duque de Monmouth se levantó en armas alegando que el debería ser el rey; para ello se basa en la falsa historia que inventaron los whigs de que Carlos II se había casado con su madre. Su levantamiento fue básicamente apoyado por campesinos puritanos y pequeños industriales llegando a ofrecerle un ejército de 6.000 hombres, pero al ser tropas fundamentalmente campesinas carecían del cualquier orden o disciplina y el objetivo (pretendían derrocar al rey y a la iglesia anglicana) era demasiado grande, además de un armamento tan pobre que muchas veces se reducía a una hoja de guadaña amarrada a una pértiga.

Solo cosecharon derrotas siendo la más cruenta la de Sedge Moor, a partir de la cual Monmouth fue capturado y ejecutado, de sus secuaces varios centenares fueron ejecutados, y alrededor de 800 fueron vendidos como esclavos para la Isla de Barbados.

El siguiente levantamiento fue el del conde de Argyll, este más estructurado y mejor armado pero que tuvo igual fin.

En Noviembre de ese mismo año se hizo la última reunión del Parlamento. Con esta independencia del Parlamento logró primero mantener un ejército permanente (bueno, en realidad fue el pueblo quien se hizo cargo del mantenimiento del ejército), que realizó verdaderas barbaridades ya que no tenían una cabeza visible que los dirigiera y los mantuviera, por ello como algo excepcional Jacobo II se vio obligado a pedirle al Parlamento una fuerte suma de dinero, aparte de la derogación de la Ley de Pruebas (o Test Act), pero no le concedieron ninguna de las dos peticiones. Por lo que mantuvo el ejército de manera ilegal y ofreció cargos a católicos de manera ilegal. Desde este momento Jacobo violó una ley tras otra llegando al punto máximo cuando restauró el Tribunal de la Alta Comisión, con Jeffreys como jefe, de esta forma podía eliminar a cualquier autoridad eclesiástica que no estuviera de acuerdo con su política.

Sin embargo pronto comprendió que sólo con el apoyo de los católicos no podría hacer frente a un posible levantamiento en su contra por lo que intentó hacerse con la colaboración de los no conformistas puritanos, para ello promulgó en 1687 la Declaración de Indulgencia por la que se dejaba en suspenso el Código de Clarendon, la Ley de Pruebas de 1673 y todas las leyes dañosas para los católicos y los disidentes protestantes. Tan sólo consiguió el apoyo de Guillermo Penn.

Por otra parte, Guillermo de Orange, en su propio nombre y en el de su mujer (en ese momento heredera al trono), hizo saber su disconformidad hacia la política de su suegro y que a pesar de ser partidario de la libertad de culto para los disidentes protestantes y católicos, condenaba la revocación de la Ley de Pruebas. De esta forma agradó a anglicanos y puritanos que pusieron sus ojos en él como la solución a su situación.

Lo último por lo que pasó el Parlamento fue la reforma de la magistratura que atentaba contra la libertad constitucional de Inglaterra, así que poco a poco todos los antiguos enemigos (whigs y tories, iglesia y disidentes...) se unieron en contra de un enemigo común y llamaron a Guillermo de Orange para que recuperara el poder por las armas; aunque como la mayoría del pueblo estaba con él se hizo con el poder de una forma rápida y pacífica.

Escocia:

Su primera obra tras subir al trono en 1685 fue convocar el Parlamento mediante el cual se ratificó la traición de los Covenanters y la muerte a todos aquellos participantes a las reuniones de los protestantes presbiterianos.

Sus dos primeras crisis fueron resueltas convenientemente (los levantamientos de Monmouth y Argyll), al igual que la tercera en contra de los clérigos católicos (la derogación del “Edicto de Nantes” por Luis XIV y las persecuciones contra protestantes fueron los desencadenantes). Esta última fue reprimida por las armas y ofreció los puestos más importantes a católicos (canciller y secretario del estado).

En 1687 se aprueba la Carta de Indulgencia en la que se da libertad de culto y de reunión a todos los súbditos británicos a excepción de los Covenanters. Así los ministros presbiterianos lograron retornar a sus parroquias recuperando el protagonismo social y religioso en detrimento de lo episcopalianos.

A pesar de todo recelaban del aspirante Holandés por lo que se aferraron a los Estuardo hasta las últimas consecuencias.

Irlanda:

Cuando el católico declarado Jacobo II subió al trono, muchos católicos irlandeses pensaron que por fin iba a haber un acuerdo sobre la tierra que les favoreciera; pero el escaso tiempo de su reinado y el levantamiento de Guillermo de Orange truncaron todas sus esperanzas.

2.4.2.- POLÍTICA EXTERIOR

Política exterior con relación al continente:

En los escasos tres años de reinado que duró Jacobo II lo único que puede decirse es que mantuvo la política de su hermano, afianzando únicamente las relaciones con España y Portugal.

Política exterior con relación a las Colonias:

La política colonial de Jacobo II, al igual que en el caso anterior, fue una continuación de la de su hermano, por lo que se mantuvieron las mismas leyes. Con respecto a la expansión se podría decir que lo único que se hizo fue asentar las colonias conquistadas. Sin embargo si que se podría decir que durante esta época se mantuvieron e incluso aumentaron las actividades filibusteras en aguas del caribe porque como dijo Sir Richard White, el espía irlandés: ”No hay ninguna otra manera de ganar dinero en Jamaica que la de robar a los españoles y esto es además una tentación enorme, puesto que en las costas españolas hay una gran cantidad de dinero esperando ser tomada por sus dueños, entre quienes hay una gran falta de valor para defenderse, mientras que entre los agresores hay un deseo insaciable de riquezas, gran valor y un desprecio total por el riesgo”.

3.- LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INGLESA

3.1.- CAUSAS DE LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INGLESA

Las causas de la Revolución de 1688 fueron básicamente la crudeza de las represiones (de Monmouth y Argyll), el agotamiento de los recursos humanos y monetarios con el fin de crear y mantener un ejército estable, la colocación de católicos en el gobierno, el ejército y en las universidades y finalmente el nacimiento de un heredero católico que desestimaba a sus hermanas protestantes.

Todo esto provocó que el Parlamento inglés reclamara la ayuda del marido de María, primogénita de Jacobo II, Guillermo de Orange.

3.2.- LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INGLESA O “LA GLORIOSA

El 30 de Junio de 1688, fue enviado secretamente a Guillermo de Orange un documento por el que se le invitaba a desembarcar en Inglaterra con un ejército, en torno al cual se agruparía todo el país levantándose en rebelión contra el gobierno de Jacobo. Guillermo aceptó la empresa y les respondió diciendo que todas las cuestiones pendientes serían resueltas por un Parlamento Libre; aunque en realidad las intenciones de Guillermo eran lograr Inglaterra para formar un frente común en contra de Francia.

Tras diferentes dificultades climáticas Guillermo desembarco el 5 de Noviembre de 1688 en Torbay, con un contingente de 12.000 hombres (de muy distintas nacionalidades ya que había daneses, suecos, alemanes, suizos, hugonotes franceses y holandeses). En un principio la gente le miraba con extrañeza ya que supuestamente debería haber desembarcado en Yorkshire, y en realidad ni siquiera sabían quien era, pero cuando los rumores empezaron a extenderse y se supo quien era empezó a ser aclamado a su paso, aparte de que comenzaron a unírsele distintas personalidades (entre ellos Eduardo Seymour, lord Cornbury, Russel, Warthon...).

Los revolucionarios avanzaron hacia York y se fueron haciendo con el territorio a su paso sin derramamiento de sangre ya que los partidarios del rey no ofrecieron resistencia. Así fueron avanzando acercándose peligrosamente a Londres, por lo que Jacobo le salió al paso Salisbury pero lo traicionaron y se vio obligado a huir a Francia junto a su familia.

Así sin ningún estorbo Guillermo entró triunfalmente en Londres el 18 de Diciembre de 1688 y pronto fue coronado rey. El parlamento confió en él y apenas le impusieron restricciones por lo que hizo lo que sus antecesores, inclinarse hacia el absolutismo. Aunque en un principio se mostró prudente y magnánimo firmando la Bill of Rights (establecía la libertad de imprenta, la única autoridad del parlamento para aprobar nuevos impuestos, la inamovilidad de los jueces, un ejército no permanente, división de poderes, superioridad de la ley sobre el rey...) finalmente cumplió únicamente aquello que no iba en contra de sus intereses.

De todas formas si Jacobo en vez de huir hubiera aceptado moderar sus aspiraciones seguramente nadie lo habría expulsado del trono.

3.3.- “LA GLORIOSA” EN ESCOCIA E IRLANDA; LAS REVUELTAS JACOBITAS

3.3.1.- IRLANDA

En Irlanda el cambio de rey no sentó nada bien ya que al ser mayoritariamente católica implicaba la dominación extranjera y la persecución religiosa por eso se levantaron en armas y detuvieron a todos los protestantes de la isla para que no se unieran al nuevo rey; tan solo el Ulster Occidental aceptó sin reticencias al nuevo monarca.

Jacobo en un intento de recuperar el trono desembarcó en 1689 junto con tropas francesas y convocó un Parlamento en Dublín por el que abolía el sistema Cromwelliano, quitaba sus tierras a los protestantes para dárselas a los católicos y proscribía a más de 2.000 personas; sin embargo no se trató el tema de los insurrectos del Ulster. De todas formas entre abril y mayo del mismo año sitia Londonberry (en el Ulster) pero es derrotado y poco a poco empieza a perder terreno hasta que en 1700 Guillermo envía un ejército hacia Irlanda, no pensando en la anexión si no en evitar que Jacobo tuviera una base de movimientos mediante la cual atacar libremente Inglaterra.

Para 1691 toda la isla estaba en manos inglesas y para 1700 se había expropiado toda la tierra de los terratenientes irlandeses, se recrudeció la persecución religiosa, la aristocracia queda despojada de sus bienes y finalmente Irlanda pasa a ser considerada una colonia más del Imperio Británico con todo lo que ello conlleva.

Esta situación permaneció así hasta la segunda mitad del siglo XVIII.

3.3.2.- ESCOCIA

En Escocia el desarrollo de la revolución fue bastante diferente porque desde un principio son dos entidades radicalmente distintas unidas bajo un mismo rey de ascendencia escocesa. Esto implicó que los Tories, más realistas, no participaran en ninguno de los movimientos que realizaron los whigs durante la revolución; es decir, que ni tan siquiera participaron en la Convención de Edimburgo de 1689 por la que se retiraba del trono a Jacobo VII ( II de Inglaterra).

Por su parte en 1688 las Highlands se levantan bajo el mando de Claverhouse en contra del nuevo régimen. Mantienen la revuelta en tierras escocesas hasta el verano del año siguiente momento en que comienzan a avanzar hacía Londres. Se da la victoria de Killiecrankie, en la que muere Claverhouse, de todas formas las tropas siguen avanzando hacia Londres aunque desmoralizadas y sin un líder, así que son derrotados en Dunkled.

De todas formas episcopalianos de las Lowlands y todos los Highlanders en general no aceptaron al nuevo rey.

3.3.3.- LAS REVUELTAS JACOBITAS

Primer Levantamiento Jacobita: 1715

El descontento en Escocia, y sobre todo en las Highlands, era patente pero se mantenía contenido por el hecho de que la pareja reinante no había tenido descendientes y que su hermana Ana, la siguiente reina, tampoco los había tenido (su heredero, Guillermo, ya había muerto). Pero al morir Ana, un tal Jorge de Hannover (bisnieto de la hermana del bisabuelo de Carlos Eduardo segundo en la línea sucesoria del trono) se proclamó rey.

Sin embargo la mayoría de los escoceses creían en la legitimidad de Jacobo Francisco Eduardo, y en su ausencia en la Carlos Eduardo, su hijo. Por lo que Jacobo Francisco, llamado el viejo pretendiente, junto con la ayuda de los lairds de los McDonald y los Mackintosh se levantan y poco a poco se les van sumando otros clanes de menor rango.

Comienzan a descender hacia Lancanshire pero son detenidos en Preston y derrotados en la Batalla de Sheriff Muir.

La represión hacia este levantamiento fue brutal, aunque no tanto con en el de 1746, lo que provocó que durante un tiempo las Highlands estuvieran relativamente tranquilas.

Segundo Levantamiento Jacobita: 1745 – 1746

La dinastía de los Hannover estaba ya asentada en el trono hecho que se ratifica en la ascensión al mismo de Jorge II. Por otra parte empieza a tomar importancia en Europa, Francia por lo que una coalición de ingleses, holandeses, alemanes y austríacos intentan erradicar esa supremacía pero son derrotados por Francia en la Batalla de Fontenoy; entonces Carlos Eduardo, el joven pretendiente, intenta convencer a su padre de la conveniencia de un nuevo levantamiento pero este temeroso a la represión se niega. Entonces Carlos Eduardo decide tomar el levantamiento por su cuenta y empieza a reunir un ejército gracias a la ayuda de Francia y España. Sin embargo ese ejército jamás llegó a su destino ya que por causas meteorológicas se perdió más de la mitad de la flota; aún así el 25 de Julio de 1745 lograron atracar en la caleta de Loch Nan Dunn y desde allí intentó convencer a los lairds más importantes de las Highlands.

En un primer momento tan sólo clanes de segunda categoría se unieron a la revuelta ya que los grandes temían la represión, pero las cualidades de dialogante del Joven Pretendiente lograron poner de su parte al Laird de las Highlands, del clan de los McDonald, y con él a los más grandes clanes entre los que se encontraban los Gordon, los MacLeod, los Fraser o los Cameron de Lochiel.

Tras reunir un nuevo ejército, con tropas escocesas e irlandesas, el contingente avanzó hacia Londres relaizándose diferentes batallas en el camino de las que salieron victoriosos. Viste esto Jorge II envió a su hijo Guillermo Augusto, duque de Cumberland, quien se dirigió al encuentro de las tropas enemigas. Así el 27 de Febrero de 1746 ocupó Aberdeen y se dirigió hacía Inverness, encontrándose ambos ejércitos en la llanura de Culloden a unos pocos Kilómetros de Inverness.

El ejército jacobita decidió hacer un ataque nocturno pero fueron traicionados por los Campbell y la batalla se tuvo que postergar hasta el amanecer. Las tropas se enfrentaron de forma frontal y por lo tanto los jacobitas peor armados llevaron las de perder, esta batalla fue una auténtica masacre en la que murieron casi todos los hombres de Carlos Eduardo; aunque es prácticamente imposible encontrar datos objetivos sobre el número de muertos en la batalla.


3.3.4.- LA ERA DE LA REPRESIÓN

Tras la derrota de Culloden el Jóven Pretendiente logró escapar gracias a la ayuda de Flora McDonald quien lo disfrazó de sirvienta y lo llevó a la isla de Skye y, desde allí hasta Francia (aunque luego lo expulsaron y se fue hacía Roma dónde finalmente murió).

Cumberland no dejó ningún superviviente; los dejaron morir de hambre y frío, los quemaron, los dejaron desangrarse, les sacaron los ojos..., entre otras cosas un poco menos agradables.

Lo peor fue que en las semanas posteriores a la batalla, Cumberland y sus hombres partieron hacia las Highlands y asesinaron a todo aquel que pareciera tener algo de relación con la revuelta. De este momento en adelante Cumberland pasó a ser “El Carnicero”, se dice que “Hizo una gran Llanura y lo llamó Paz”.

En cuanto a la parte legislativa se dieron una gran cantidad de leyes para así poder supeditar el espíritu escocés, por ejemplo la Ley de Faldas (en la que se prohibía la utilización del Kilt), la prohibición del uso de los tartanes, de las gaitas... y, en fin, todo aquello relacionado con la cultura escocesa; todo aquel que no cumpliera estas leyes sería muerto en el acto. Por suerte no lograron su propósito.

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